5/24/2024

PRÓLOGO DE JULIÁN MARÍAS A LAS LECCIONES PRELIMINARES DE FILOSOFÍA, DE MANUEL GARCÍA MORENTE

"El libro crucial de Manuel García Morente


El libro filosófico más importante de mi maestro y amigo Manuel García Morente se titula Lecciones preliminares de filosofía. Creo que responde a un momento decisivo de su vida, y ver cuál fue ayuda a su comprensión. Mi relación con Morente fue larga, próxima y se convirtió pronto en entrañable amistad. He sido testigo cercano de los años finales de su vida, relativamente breve (1886-1942), y por supuesto de la fase crucial en que se produjo un giro decisivo.

Lo conocí en 1931, al ingresar en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid. Su cátedra era de Ética, pero además daba un curso de Introducción a la Filosofía y otro de Literatura Francesa. Desde 1932 seguí su curso de Ética, hasta mi licenciatura en 1936, un mes antes del comienzo de la guerra civil. En ese tiempo era Decano de la Facultad, el mejor Decano tal vez de toda su historia. Publiqué mi primer libro, Historia de la Filosofia, en enero de 1941; un año después murió Morente; desde su segunda edición hasta hoy, mi libro lleva esta dedicatoria: A la memoria de mi maestro D. Manuel García Morente, que fue Decano y alma de aquella Facultad de Filosofía y Letras donde yo conocí la Filosofía. En 1946, en mi libro Filosofia española actual (Unamuno, Ortega, Morente, Zubiri), escribí un capítulo sobre su figura y pensamiento. Lo más importante, sin embargo, fue un largo artículo de 1952, Dios y el César (Unas palabras sobre Morente), en que respondía a un número de la revista Ateneo, aparente homenaje a Morente a los diez años de su muerte, que me pareció intolerable. Mi articulo fue prohibido personalmente por la autoridad más alta, lo publiqué en La Nación de Buenos Aires, lo que tuvo para mi enojosas consecuencias. Finalmente, en 1967, veinticinco años después de la muerte de Morente, publiqué el artículo El sacrificio de Morente. Los dos están reimpresos en mi libro Sobre el cristianismo (Planeta-Testimonio, 1997).

El prestigio intelectual y moral de Morente era muy alto. En 1933 organizó el Crucero Universitario por el Mediterráneo, y allí conviví cercanamente con él durante más de mes y medio En 1941, ya sacerdote, nos casó a Dolores Franco y a mí, en la capilla de San Luis de los Franceses. Por último, el 13 de enero de 1942 presidió el tribunal de mi suspendida tesis doctoral La filosofia del P. Gratry. Me escribió una carta extraordinariamente cordial y elogiosa, en que me autorizaba a hacer de ella el uso que quisiera: nunca hice ninguno.

En julio de 1936, en los primeros días de la guerra civil, fue asesinado en Toledo el ingeniero geógrafo Bonelli, yerno de Morente, casado con su hija María Josefa, padre de sus dos nietos pequeños. La desolación de Morente, con su hija muy joven viuda y sus nietos huérfanos fue inmensa; simultáneamente empezaron las depuraciones, e incomprensiblemente fue despojado del decanato y de la cátedra. Le avisaron que estaba en peligro y le aconsejaron salir de España. Aprovechando un pasaporte todavía válido se marchó a París con 65 francos. Un amigo le prestó una habitación para dormir; una amiga le ofreció comer en su casa. En esta situación de angustia y penuria pasó algunos meses, sin conseguir autorización para la salida de sus hijas y nietos.

Esta crisis profunda, atenuada por un trabajo editorial que permitía subsistir, removió su persona, le hizo pensar en ella y revivir su originaria y desatendida formación religiosa.

Una noche tuvo una experiencia que lo conmovió profundamente, y que llamó después el hecho extraordinario. La describió por escrito, extensamente y con minuciosidad fenomenológica, en un largo documento destinado a la lectura de un sacerdote amigo. Lleno de dudas, reserva y posibles interpretaciones, en todo caso significó un momento decisivo, un giro en la orientación de su vida, que adquirió una versión religiosa íntima, aunque no hubiese ninguna alteración exterior, ni siquiera un reconocimiento explícito de ello.

Poco después, Morente recibió una invitación para ocupar una cátedra en la Universidad de Tucumán, Argentina. Esto era para él un trabajo propio, filosófico y de prestigio, un modo de vida adecuado; la posibilidad de trasladarse con su familia. Acеptó, у sе hizo el viaje. En Tucumán tuvo una actividad intensa y fructífera, que todavía se recuerda con entusiasmo.

En 1937-38 dio un curso de excepcional interés e importancia, que fue publicado en la Argentina por dos veces durante su vida, en 1938 y 1941: Lecciones preliminares de filosofia. Por cierto, en 1943, tras la muerte de su autor, se publicó una edición en Ma drid, con destino a los cursos universitarios, con el complemento de un texto de Juan Zaragüeta, competente profesor, y el título Fundamentos de Filosofia. Lo lamentable es que el libro de Morente fue indebidamente manipulado por una importante y abusiva autoridad eclesiástica, con mutilaciones y alteraciones inaceptables. Lo señalé sin suficiente relieve en 1946, y con todo el necesario en 1952 -reténganse las fechas-, en el artículo Dios y el César, de modo que constase que el libro verdadero era el editado en la Argentina.

Creo que lo que acabo de recordar es condición para la plena comprensión de ese libro. Fue pensado y escrito en la fase que fue clave de la vida de su autor. Es el momento en que hace crisis su vida anterior, como hombre privado y familiar, como intelectual y profesional, como español que momentáneamente se ve excluido de su patria. Entra en últimas cuentas consigo. Profundiza en lo que Unamuno llamaba el hondón del alma. Recobra en la Argentina la serenidad y el equilibrio, es el mismo, pero no lo mismo. No se considera todavía católico, pero en modo alguno se siente ajeno; vive en una situación de llamada, por otro nombre vocación.

La filosofía que expone es la misma que había profesado y expuesto tantas veces en Madrid: la filosofía de Morente, riquísima, abarcadora, depositaria de toda la gran tradición, identificada sustancialmente con la de Ortega, hecha <<suya>>.

Pero la transformación personal de Morente hace que haya una innovación, una apertura a nuevos pensamientos, a reparar en dimensiones desatendidas, que han entrado en su vida y por ello en su horizonte intelectual.

Si se mira bien, la gran innovación es la ausencia de omisiones. Una filosofía está caracterizada por sus problemas, sus cuestiones -siempre he creído que la filosofía consiste en las preguntas radicales-, las respuestas son secundarias; y esas preguntas no son siempre las mismas; en eso consiste su historia.

En este libro de Morente convergen el que había sido, el que siguió siendo, y el que podría ser, el que se anunciaba; por razones diversas, sobre todo por su temprana muerte, no se pudo realizar con plenitud; pero me parece que este libro refleja esa dualidad, que pudo ser tan fecunda, sobre todo si se lo ve como un acto personal, que es lo que tiene que ser toda filosofia auténtica..."


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