Fragmentos de cerámica prerromana y romana encontrados en Tudela (Navarra).
Fragmentos como éstos se encuentran fácilmente si se sabe dónde buscarlos. Están a la vista sobre la tierra, entre los guijarros y las matas de tomillo. Sólo hay que habituar la mirada y aparecen como por arte de magia. Ese sencillo proceso tuvo para mí algo de iniciación religiosa: un entrar en contacto con los antepasados sin la mediación esterilizadora de los arqueólogos, rapaz de los comerciantes o manipuladora de los políticos. Después vinieron otras experiencias similares, aunque ya menos intensas, como entrar en una iglesia y encontrar inesperadamente un Ribera o un Zuloaga; pasear un cementerio abandonado con lápidas del siglo XIX cuyos motivos llegan directamente de la prehistoria; u observar el "ojo de Horus" en los barcos de los pescadores, a miles de kilómetros y miles de años de su origen, y ya vacío de todo significado.
2 comentarios:
Recuerdo cuántas veces nos fuimos de excursión por esas tierras. Era un choque para mí el color amarillo, las tierras lisas, un horizonte bajo y lejano... Creo que don Pío tenía ese mismo sentimiento. Pero luego venía elt rato con las gentes, su comida, esa hospitalidad que tumba la aparente 'dureza' del paisaje.
Lo que más choque me causó a mí fue el aroma de la primavera.
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