Siempre me han gustado los relatos breves de Rudyard Kipling. Leí mucho algunos de ellos cuando era pequeño, y algo aproveché a pesar de la distancia que imponían el idioma, el tiempo y la brevedad de los textos, que no permitían explicaciones muy extensas. Después me enteré de que ese autor es estimado, casi exclusivamente, como cuentista. Ahora, aquella fidelidad de entonces me devuelve una nueva satisfacción, pues, por las noches, al acostar a los niños, los únicos cuentos que me vienen a la memoria son los de Kipling. Y son los únicos que resultan, al mismo tiempo, de su gusto y del mío. En ocasiones me recuerdan que conocen las versiones, como la de Disney, tan extrañamente alejadas del original, pero termina por interesarles más el original. Quizá el que más me gusta contar y a ellos escuchar, sea el del ministro indio con vocación de monje, que al llegar a la jubilación se echa alegremente a caminar con un cuenco por único equipaje. Y ahora que les ha dado por las historias "de
miedo", les cuento algunos capítulos de la "litera fantástica", como "la aldea de los muertos".
miedo", les cuento algunos capítulos de la "litera fantástica", como "la aldea de los muertos".
3 comentarios:
Vaya casualidad... Esta semana me ha dado por leerme (creo que vala quinta desde que me lo compré allá por los setenta) 'El filo de la navaja', de Maugham. Hacia rel final de la novela, el escritor (que es también protagonista) conversa con Larry, un muchacho que ha venido muy tocado de la Primera Guerra. Larry le cuenta que ha conocido en la India a un personaje exacto al que mencionas.
Recuerdo haber visto la versión cinematográfica de esa obra, pero leeré el original, ahora que sé que lo aprecias.
Maugham, cuando lo descubrí, me deslumbró con su elegante prosa. Y aunque es verdad (el escritor no deja repetirlo durante toda la obra) que El filo no es estructuralmente una novela, lo cierto es que en ese lento desgranar de encuentros y conversaciones hay una especie de trama que nunca queda resuelta. Como en la vida misma. Y te atrapa. Y hay un personaje, el tío Elliot, que es en sí mismo toda la novela. No esperes otra cosa que buena literatura.
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