Este ruso que le echa todo el coraje que puede a la vida, tratando de ponerle siempre la mejor cara, está bebiendo mucho y fuerte en una discoteca china con sus amigos. Ya borracho e invadido por una incontenible melancolía, pide a los músicos de la orquesta que toquen, leyendo la partitura que tiene tatuada en la espalda, "en las colinas de Manchuria".
Quizá sea la mejor interpretación que he oído de esta bella melodía, pues nunca suena bien cuando la cantan profesionales. Cuanto mejor es el cantante, peor es el resultado. Este es un tema popular, sentimental, para ser cantado por gente corriente en cualquier celebración.
El fundido sobre un campo nevado con una iglesia al fondo (quizá un recuerdo infantil), es de gran belleza. Lo mejor de esta hermosa película.
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