La casa se ha llenado de grillos:
arritmia de relojes sin tornillos
que suenan renqueantes. Son tonillos
del tiempo que vivir nos toca
mientras los justos, punto en boca,
como si materia de hablar tuvieran poca.
Pude a veces oírlos en el Pelión
cavando con brío un diminuto socavón
oculto en el nocturno borrón.
Mas la hoja del destino la volvimos,
nos conocisteis y os conocimos
desde los hiperbóreos que supimos
hasta los negros del área ecuatorial
cuerpos que sin fuerza mental
sólo gritan cuando les hacen mal.
Sufro yo y también vosotros
mas nosotros no gritamos
ni siquiera musitamos
pues la máquina va adelantada
en el horror y la patada
en la vida y en la nada.
La casa se ha llenado de grillos.
Pretoria, 16 de enero '42
Yorgos Seferis/ Pedro Bádenas de la Peña
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