1/30/2011

ACACIA MELANOXYLON

Los ejemplares que conozco de este árbol traído de Australia tienen su origen en antiguas explotaciones que no tuvieron continuación. Los manuales hablan de que su difusión se debió a la combinación de su rápido crecimiento y la buena calidad de su madera, dura y de color oscuro.



Pero hace mucho que esta especie, junto con otras, como la Robinia pseudoacacia, fueron desbancadas por el eucalipto blanco (Eucalyptus globulus), el pino insigne (Pinus insignis), y más recientemente, por el roble rojo americano (también llamado roble francés) (Quercus rubra), este último muy utilizado para fabricar barricas de vino y tarima.



Las acacias melanoxylon que conozco son arbolitos de altura media y copa redondeada de color verde oscuro. Su aspecto es muy discreto, al igual que el color y el olor de sus flores.



La Acacia dealbata, o mimosa, es una especie próxima a la Acacia melanoxylon, a la que aventaja en muchas características. Pero, a pesar de esta fuerte competencia, siempre hay quien sigue cultivando la melanoxylon. En esta geografía, la gente estima las especies de hoja perenne, como la encina, el laurel o esa acacia, quizá porque su sombra permanente viene bien en un clima en el que el verano no es siempre la estación más soleada.



Las hojas son una de las curiosidades de la Acacia melanoxylon, ya que al principio son similares a las de su pariente cercano, la Acacia dealbata (divididas en folíolos, a su vez divididos en otros menores, que le dan un aspecto delicado, como de pluma); pero con el tiempo evolucionan: el pecíolo comienza a alargarse y a ensancharse, hasta que, finalmente, la hoja propiamente dicha cae. La finalidad de esta transformación parece ser la de reducir la gran superficie de evaporación que presentan las hojas profusamente divididas.



La melanoxylon es una leguminosa, y por tanto, produce vainas y alubias. El aspecto que esas vainas dan a la planta, una vez secas, me parece interesante. Al contrario de lo que sucede con la dealbata, cuyas vainas la afean.

En ambas especies hay que tener en cuenta sus poderosas raíces.

2 comentarios:

Mertxe dijo...

Yo sigo con mi vademécum...

Glo dijo...

Supongo que en la Maresma habrá algún ejemplar.