Escribió Ortega y Gasset que la incorporación del concepto de "finalidad" había sido decisiva para el desarrollo de las ciencias que estudian los seres vivos.
Así, el corcho que cubre el tronco de los alcornoques parece tener la finalidad de proteger estos árboles de los frecuentes incendios que asolan los ecosistemas mediterráneos.
Los ecosistemas mediterráneos son, pues, proclives a arder. Es inútil que los medios de comunicación insistan en buscar culpables todos los veranos, porque este país es mediterráneo en su mayor parte. Ni siquiera puede atribuirse la responsabilidad a la administración pública por su lenidad en la administración del patrimonio natural.
Y ya que mencionamos los temas medioambientales, ¿qué hay de la lucha contra la invasión de la Cortaderia? El otro día leía que se había gastado mucho dinero en combatirla, y que se iba a gastar más. Ruego a los que eso escriben que tomen un coche y circulen por la A-8 entre Bilbao y Torrelavega en este final de verano. Los márgenes de esa vía y las marismas que rodean Santander (todos ellos terrenos de titularidad pública) parecen un enorme cultivo de esa planta invasora.
El problema de la cortaderia, y en general de las herbáceas, es que sus penachos de hojas tienen la finalidad de impedir que las semillas de otras especies lleguen a tomar contacto con el suelo y germinen. A estas alturas, dada su extensión y la poca eficacia de los esfuerzos que se están haciendo para combatirla, la lucha contra la Cortaderia puede darse por perdida. Ahora hay que aprender a convivir con ella. Y lo apremiante es averiguar qué especies autóctonas están ahora en peligro de desaparecer por la plaga. El alcornoque puede ser una de ellas.
Los ecosistemas mediterráneos son, pues, proclives a arder. Es inútil que los medios de comunicación insistan en buscar culpables todos los veranos, porque este país es mediterráneo en su mayor parte. Ni siquiera puede atribuirse la responsabilidad a la administración pública por su lenidad en la administración del patrimonio natural.
Y ya que mencionamos los temas medioambientales, ¿qué hay de la lucha contra la invasión de la Cortaderia? El otro día leía que se había gastado mucho dinero en combatirla, y que se iba a gastar más. Ruego a los que eso escriben que tomen un coche y circulen por la A-8 entre Bilbao y Torrelavega en este final de verano. Los márgenes de esa vía y las marismas que rodean Santander (todos ellos terrenos de titularidad pública) parecen un enorme cultivo de esa planta invasora.
El problema de la cortaderia, y en general de las herbáceas, es que sus penachos de hojas tienen la finalidad de impedir que las semillas de otras especies lleguen a tomar contacto con el suelo y germinen. A estas alturas, dada su extensión y la poca eficacia de los esfuerzos que se están haciendo para combatirla, la lucha contra la Cortaderia puede darse por perdida. Ahora hay que aprender a convivir con ella. Y lo apremiante es averiguar qué especies autóctonas están ahora en peligro de desaparecer por la plaga. El alcornoque puede ser una de ellas.
2 comentarios:
¿Y con toda la pasta que se nos ha ido, rompiendo lo que estaba bien para rehacerlo (y me consta que muy mal), no se hubieran podido sanear estas zonas? Hubo cosas para el juzgado de guardia de la esquina en el Plan E. Por ejemplo, que el cartel que anunciaba la obra, en ocasiones, costara diez veces más que la obra. Pues las herbáceas bien se merecían algún trocito de la dotación.
Sé que son asuntos pequeños, pero me revientan.
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