A Yorgos Ceotocás que la descubrió.
Cuando te venza
la sonrisa que a tu lado suspira, que intenta someterse
y se resiste
cuando el vértigo que te quedaba de navegar en los libros
despegue de tu cerebro entre los turbintos a un lado
y otro de la calle
cuando dejes el barco petrificado que viaja hacia el abismo
con el velamen destrozado,
el arco con sus tonos dorados,
las columnas con su sentido que las empequeñece
cuando dejes los cuerpos tallados adrede para contar y
atesorar riquezas,
el alma que hagas lo que hagas no puede igualar con
la tuya
la mano del tributo
aquel rostro delicado de mujer en la mecedora brillando
al sol
cuando dejes que tu corazón y tu pesar se vuelvan
uno solo
con el caudal moreno que yerto yace indiferente y huye:
¡Rompe el hilo de Ariadna y mira!:
El cuerpo azul de la gorgona.
Yorgos Seferis/ Pedro Bádenas de la Peña
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