La naturaleza disgregable del suelo y su completa desnudez hacen de estos valles, de interminables y escarpadas laderas, lugares muy peligrosos por las crecidas de los ríos y los corrimientos de tierra.
La imagen superior es parte de un corrimiento catastrófico ocurrido en 2010 en la localidad de Atabad, en el valle de Hunza, en Pakistán. Es posible apreciar su magnitud por las pocas terrazas de cultivo y árboles que se libraron de la avalancha. La foto está tomada aguas abajo desde el cúmulo de tierra y rocas caídos que taponan el valle.
Esta otra foto está tomada aguas arriba, desde el mismo lugar. Al fondo se aprecia que el agua del río, obstruido, empieza a acumularse.
Esta otra foto está tomada aguas arriba, desde el mismo lugar. Al fondo se aprecia que el agua del río, obstruido, empieza a acumularse.
A la destrucción directa causada por el corrimiento, se sumaron las consecuencias de la anegación del valle aguas arriba, pues el dique creado por los derrubios alcanzó una altura de 80 m. El lago que se formó tiene 21 Km de longitud, distancia que han de recorrer ahora en bote los viajeros y las mercancías debido a la desaparición de la carretera.
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