El moncayo se aprecia al fondo (azulado). Imagen encontrada aquí.
Encontré el Moncayo inmerso en una luz turbia, coronado por una niebla húmeda, y un viento que vapuleaba y amenazaba con
arrancar los últimos pinos del negro esquisto molido por el rigor de la
intemperie. Otras montañas han devenido pura geografía y
geología porque sobre ellas queda sólo el recuerdo de que albergaran
mitos en los que ya nadie cree, pero mis acompañantes dejaron el coche
en punto muerto en un paraje, para mostrarme que se movía en una
dirección que no era la de bajada.
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