tus dedos sangran.
Dios no lo quiere.
Mejor duérmete
a su sombra.
Quizá un sueño
desgajado
acuda en tu consuelo.
Fíjate sin embargo
cómo tiendes tus trampas.
Si los peces vuelan
no te despiertes,
piensa que son
peces voladores
o las alas de tus cuitas.
4-X-1941.
Yorgos Seferis/ Pedro Bádenas de la Peña
No hay comentarios:
Publicar un comentario