5/13/2016

MADRID: UN PROBLEMA DE ESCALA

Yo no soy madrineño sino vizcaíno. Madrid me atrajo en un principio por el contraste con el clima de mi lugar de procedencia: principalmente por la luz, el sol y el aire transparente de sus mejores días. Socialmente era lo mismo que ya conocía: una mezcla de personas de muchas procedencias y sus descendientes. Después comencé a trabajar allí y a darme cuenta de sus otras facetas.

Es una ciudad agotadora, sólo apta para personas jóvenes. Vivir allí suele conllevar un error de percepción de la escala. Que haya metro en Hospital Infanta Sofía y en el Parque de los estados, no significa que ya pueda ir de uno a otro a diario. Porque, aunque mentalmente crea que eso es posible, mi cuerpo tiene una resistencia y llego completamente agotado al fin de semana.

Y ese error de percepción geográfica, esa forzada unidad geográfica, lleva implícitos otros problemas, muy graves, de tipo político (polis=ciudad). Y es que los antiguos griegos ya habían sospechado que el ámbito social que le corresponde a una persona tiene un límite de tamaño, si lo que se pretende es su participación plena en la vida pública.

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