7/08/2019

UNA HELENA

El otro día oí inopinadamente, como tantas veces me sucede, que el tenista ateniense Tsisipas está afincado en Nicosia... El periodista dio el dato supongo que por decir algo, pero yo me acordé de que la capital de Chipre es el último lugar en el que se afincaría una persona con cierta fortuna como un tenista de élite en su mejor momento. Y entonces, instantáneamente, caí en que algunas guerras no terminan nunca, y que el jovencito deportista estaba siendo un "soldado" que ha hecho suya una guerra que Grecia y Turquía sostienen desde tiempo casi inmemorial, y que a mediados del siglo XX tuvo como campo de batalla la isla de Chipre. Enseguida me acordé de Séferis, diplomático y poeta, que dedicó su labor literaria a pedir a los ingleses, de una manera sutil, que impidieran un nuevo desastre como el de Esmirna. Y los ingleses, transmutados por arte de magia en soldados de la ONU, se interpusieron entre los dos ejércitos... Y ahí siguen. Pero la llama del pan-helenismo ha prendido en el joven Tsisipas, a quien quizá un día de estos envíe el poema Helena, en el que el maestro Séferis se lamenta de que los griegos caigan de nuevo en el engaño de los dioses, empeñándose en una guerra cuyo objeto no es más que una ilusión, una túnica vacía, una Helena.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buena entrada. Me hizo recordar a mi abuelo, nacido en Creta, que desde aquí (Argentina) enviaba cartas al mundo abogando por la independencia de Chipre (de Inglaterra). No llegó a vivir el golpe y la invasión de Turquía del 74.

Glo dijo...

Me satisface mucho lo que me comentas.