Tengo que volver, una y otra vez, sobre esta geografía cuya realidad consta de una superposición muy compleja de numerosas estructuras: geográfica, política, étnica, religiosa, lingüística, histórica... Así, por ejemplo, el pueblo del centro (los húngaros), han deseado siempre controlar todo el ámbito de la cuenca media del Danubio, correspondiente a la llanura panónica y las correspondientes vertientes de las cadenas montañosas que la limitan (Cárpatos, fundamentalmente). Fue el reino de Hungría el que lo consiguió, pero el tratado de Trianon redujo el país a su mínima extensión, y hoy la república de Hungría es una sombra de aquel esplendor. De la misma manera, Castilla ha deseado siempre controlar la totalidad de la península ibérica, sin llegar a conseguirlo. Hoy ambos son deseos fallidos.
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