6.11.20

TODOS SOMOS PARTÍCIPES

"... Cuando cumplí los diecisiete, [mi padre] me envió estudiar a Madrid, para que aprendiera a hablar bien el castellano de una puñetera vez, según dijo..."

Eduard Punset

 

Punset es aquí bastante honesto, si bien procura desprenderse de cierta responsabilidad con ese "según dijo", que si bien clarifica, también le afea un poco. Todos somos partícipes de las miserias de nuestro tiempo, por pensamiento, palabra, obra y omisión.

"Donde esté el castellano, que se quite el euskera", me decía hace un año, sin ningún tipo de problema, una mujer de cerca de Guernica, cuya impericia en el uso del castellano (e incluso del euskera batua, pues ella habla vizcaíno), le suponía un cúmulo de problemas.

"Hay que hablar el castellano, que para eso es la lengua común", me decía una señora del centro de Lugo, geografía donde mucha gente no habla más de dos palabras seguidas el castellano antes de volver a su lengua materna.

Es un problema de dignidad y de honestidad, que son atributos tan raros como ver el arco iris. Quizá por ser un problema de imposible solución, resulta ser una tragedia.

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