He escrito más de lo que he leído y releído. Primero, para salir de mi soledad adolescente, y después por mi trabajo. No me considero un escritor de calidad, pero sí un escritor de honestidad, ligado al oficio por la mera sospecha de llegar a ser leído. Y algo bueno se me habrá pegado siendo que mi último trabajo lo conseguí por saber redactar bien en castellano... Pero del orgullo y de las aspiraciones literarias estoy ya de vuelta. Gané concursos, aunque no literarios, y conozco el sabor de esa felicidad. Pero después vuelve uno a quedar consigo mismo y con su incierto público, en una relación íntima, sin necesidad de avance ni cambio. Una feliz cotidianeidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario