Estar en el fin del mundo (inmediaciones de la frontera entre Rusia y Corea del Norte), en los confines del sentido, de la identidad, del orden, del sistema, de lo reconocible, del idioma, de la religión, del estado... sin duda tiene inconvenientes... pero también alguna ventaja.
Esta estatua resulta ser la única que queda de Lenin en todo el territorio de la antigua Unión Soviética. Su excéntrica situación ha permitido su permanencia el tiempo suficiente para que también desapareciera la necesidad de destruirla.
Fotografía y noticia encontradas aquí.
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