17.10.24

LA CUBIERTA AJARDINADA: PARTE DEL KITSCH AMBIENTALISTA

Le Corbusier comenzó pregonando las bondades de las cubiertas ajardinadas como una manera de recuperar la parte de la naturaleza ocupada por el edificio, etc. Pero a la hora de realizarlas se percató de la dificultad de: soportar económicamente el enorme peso de la tierra empapada y nevada; controlar la potencia destructora de las raíces; impedir la penetración de agua. El resultado fueron, en el mejor de los casos, más bien unas pocas macetas que verdaderos jardines.

En la villa Saboya, el verdadero verdor lo proporcionan los árboles y el césped circundantes (fotografía encontrada aquí):


Unidad habitacional de Marsella (fotografía encontrada aquí):

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Desde entonces no parece haber habido gran mejoría, salvo en las infografías, en las que no hay problemas constructivos. En los ejemplos reales, por el contrario, se repite la precariedad del resultado. Como en esta terraza del rascacielos denominado La espiral (fotografía encontrada aquí). En ella se aprecian plantas poco lozanas, que previsiblemente no conseguirán sobrevivir a las violentas rachas de viento generadas por el edificio.


La única solución relativamente viable ha sido la superficie de césped, (a costa de un cuidado esmerado debido a la exigente situación de las plantas sobre una capa muy fina de tierra), si bien en este ejemplo de las oficinas Willis Faber y Dumas, de Norma Foster, parte del "efecto" está conseguido con pintura verde y alguna hoja de palmera adecuadamente interpuesta (fotografía encontrada aquí):

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