Lo que parece caracterizar estas fotografías tomadas en Natal, Sudáfrica, es la continuidad del fondo dorado de la hierba. Los objetos se distribuyen sobre ese fondo, no pareciendo ser importante la delimitación de la propiedad, ni la ocultación por medio de setos, ni la plantación de árboles, ni la creación de hitos, ni de caminos. Un paisaje para moverse más o menos libremente en cualquier dirección, que me recuerda la manera en que se habitan las vastas praderas de Campoo donde pasé mi infancia.
Fotografía encontrada aquí.
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Haciendo un ejercicio de memoria, encontré que ya había considerado esta misma manera de habitar. En aquella ocasión no era la sábana, sino las arenas de Senegal:



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