De la misma manera que el río Danubio se dividía en múltiples ramificaciones a su paso por la ciudad de Viena, también fueron múltiples las soluciones que se dieron para atender esa complejidad. Y así, mientras el cauce principal se resolvió con la creación de dos formidables y elegantes canales curvos, con sus respectivas funciones (como ya vimos aquí), el resto de brazos se redujeron a dos: el Viejo Danubio, que se convirtió en un meandro abandonado, sin corriente, que pasó a servir de lago de recreo, y el canal del Danubio.
Este último brazo, el canal del Danubio, es complejo por lo que respecta a sus funciones: junto con el río Viena sirvió de foso a la vieja ciudad amurallada (de hecho es el único brazo original que resta del primitivo Danubio); y ahora parece tener cierta entidad representativa de la ciudad, ya que le sirve de puerto por lo que al tráfico de pasajeros se refiere (existe una línea turística de catamaranes Viena-Bratislava que parte de la zona del canal más próxima al centro); y además, el canal cuenta con su propia esclusa generadora de energía, a caballo entre Brigittenau y Nussdorf, que está adornada con dos majestuosos leones creados por el escultor Rudolf Weyr como remate representativo de todo el conjunto, concebido por el arquitecto Otto Wagner.
Junto a las descritas funciones del canal, cabe destacar también la de recoger las aguas del río Viena y conducirlas aguas abajo de las esclusas de Freudenau, para que las crecidas del río afluente no interfieran en su funcionamiento.
...
Fotografía tomada por mí del lugar de confluencia del canal del Danubio y el río Viena (que llega desde la derecha).

No hay comentarios:
Publicar un comentario