Ayer salimos en busca de setas. Teníamos en mente las maravillosas Amanita caesarea que encontramos junto a la carretera en un pequeño prado pastado por caballos. Llovió con fuerza hace unos días, pero después volvieron el sol y el calor hasta hoy, así que sospechamos que no íbamos a tener suerte. Y así fue: la lluvia no había procurado humedad suficiente y no encontramos ni un triste pedo de lobo. Además todavía es algo pronto. Dejaremos que entre un poco más el otoño.
2 comentarios:
Me gustan las setas, aunque confieso una cierta prevención hacia ellas. Cuando era una niña, los cuatro miembros una familia gallega del barrio de Ondartxo murieron envenenados por setas. Recuerdo que todo Rente estuvo conmocionado para mucho tiempo, incluidos los entendidos, y a mí, que iba al cole con los dos hermanos, se me quedó en la cabeza ese terrible episodio.
Glo, que buenas tardes y mejor semana que se nos echa encima.
Sí, ya me contaste. Y no sé qué decirte.
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