PADUM
Contienen las estrellas un universo propio
arrastran por la mar fuego los barcos
libérate, alma mía, del cepo de la tiniebla,
alma amarga, abrasada, a la que se reza con unción.
Arrastran por la mar fuego los barcos
se cierra la noche y permanece extraña,
noche amarga, abrasada, a la que se reza con unción.
sabes, alma mía, qué ley es la que te ata.
Se cierra la noche y permanece extraña
se apagaron las luces en la seda negra
sabes, alma mía, qué ley es la que te ata
y te quedará y te dejará.
Se apagaron las luces en la seda negra
tan solo se escuchan los sistros del tiempo:
y qué te quedará y qué te dejará
si por ventura la muda tronera vomita un fogonazo.
Tan sólo se escuchan los sistros del tiempo
columna de metal en el filo del dolor
si por ventura la muda troneravomita un fogonazo
no hallarás un solo sueño que te conceda una lágrima.
Columna de metal en el filo del dolor
el instante se alza como un cuchillo suspendido en el aire
no hallarás un solo sueño que te conceda una lágrima
en tu masa inmaterial que oprime como una serpiente.
El instante se alza como un cuchillo suspendido en el aire,
¿qué aguarda la calma para caer?
en tu masa inmaterial, que oprime como una serpiente
no existe cielo ni alegría angélica.
¿Qué aguarda la calma para caer?
Para gentes encerradas midiendo su pena
no existe cielo ni alegría angélica,
contienen las estrellas un universo propio.
Yorgos Seferis/ Pedro Bádenas de la Peña
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