20.4.14

ESTRATIS EL MARINERO EN EL MAR MUERTO, DE DIARIO DE A BORDO II, DE SEFERIS

ESTRATIS EL MARINERO EN EL MAR MUERTO

A veces puede verse en capillas construidas en
emplazamientos legendarios la correspondiente
cita del Evangelio escrita en inglés y debajo:
"THIS IS THE PLACE, GENTLEMEN!"

Carta a Estratis el Marinero
desde Jerusalén, 22 de julio 1942.

Jerusalén, ciudad a la deriva,
Jerusalén, ciudad de refugiados.

Puede a veces verse al mediodía
rodar por el asfalto de la calle
un enjambre de hojas negras esparcidas-
Es el paso de aves migratorias bajo el sol
pero ninguno levanta la cabeza.

¡Jerusalén, ciudad a la deriva!

Lenguas desconocidas de Babel,
sin parentesco con la gramática
la letanía o el psalterio
donde aprendiste en otoño a deletrear
cuando amarraban a los muelles los botes de pescar;
lenguas desconocidas, pegadas
como colillas apagadas a labios marchitos.

¡Jerusalén, ciudad a la deriva!

Pero sus ojos hablaban todos el mismo verbo,
no el verbo que se hizo hombre, Dios mío, perdónanos,
no de viajes por ver nuevas tierras, sino
del tren, a oscuras, de la huida donde las criaturas
maman junto con la mugre los pecados de sus padres
y los hombres maduros sienten crecer
el abismo entre el cuerpo
que queda atrás, como un camello herido,
y el alma de coraje inagotable, según dicen.
También hay barcos que los transportan
de pie en la cala, como a obispos embalsamados,
para tocar fondo entre algas
una tarde mansamente.

¡Jerusalén, ciudad a la deriva!

     Por el río Jordán
     tres monjes llevaron
     y amarraron en la orilla
     un rojo velero.
     Tres del Monte Santo
     navegaron tres meses
     y a una rama amarraron
     en la orilla del Jordán
     la ofrenda del refugiado.
     Tres meses de hambre,
     tres meses de sed,
     tres meses de vigilia.
     Vinieron del Monte Santo,
     vinieron de Salónica
     los monjes sometidos.

Todos estamos como el mar Muerto,
a muchas brazas bajo el nivel del Egeo.
Ven conmigo, te enseñaré el lugar:

     En el mar Muerto
     no hay peces
     no hay algas
     ni erizos,
     no hay vida.

     Nada vive allí
     con un estómago
     que sufra hambre
     que sufra sed
     que alimente sus nervios
     para sufrir.

THIS IS THE PLACE, GENTLEMEN!

     En el mar Muerto
     el desprecio
     no es mercancía 
     para nadie,
     está de más.

     Corazón y pensamiento
     cristalizan en sal
     que es amarga,
     se funden con el mundo
     mineral.

THIS IS THE PLACE, GENTLEMEN!

     En el mar Muerto
     amigos y enemigos,
     niños, mujeres
     y parientes,
     ¡anda a buscarlos!

     Están en Gomorra,
     abajo en el fondo,
     muy felices
     de no aguardar
     mensaje alguno.

GENTLEMEN,

seguimos nuestra excursión
a muchas brazas bajo el nivel del Egeo.

Julio '42.


Yorgos Seferis/ Pedro Bádenas de la Peña

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