11/14/2015

BICHERÍO RADIACTIVO


Las zonas más contaminadas por el accidente de Chernobil, en Bielorrusia y Ucrania, han permanecido desiertas hasta hoy, salvo por lo que respecta a los observadores de la naturaleza. Y eso porque parece que, a pesar de la radiactividad, la vida salvaje en ellas no sólo se ha mantenido, sino que se ha recuperado vigorosamente. En las crónicas de los estudios se mencionan sólo de manera superficial los efectos de la radiación en los animales, y los autores se van por la tangente al señalar que es lamentable que la radiactividad cause un efecto menos negativo que la mera presencia humana. 

Se aprecia, por tanto, que lo más inquietante de esas noticias es el optimismo subyacente. Ellos se hacen la Pascua y ellos se la felicitan, podríamos decir: el Estado gasta una fortuna en seguridad y pluses de peligrosidad, y después echa a barato las consecuencias de los accidentes. En España, el Ministerio de Sanidad tiene una página dedicada a advertir de los peligros para la salud de algunos destinos en el extranjero, pero ni una línea advierte de aquellos correspondientes al turismo nuclear. Consecuencia de ser juez y parte...

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