4/07/2017

EL AGUJERO EN LA CABEZA DE HITCHCOCK


Desde hace muchos años venía preguntándome por qué Hitchcock eligió Bahía Bodega para su película Los pájaros. Las críticas, tradicionalmente, interpretan el ataque de los animales como una reacción a los abusos que los seres humanos cometemos contra la naturaleza, pero no mencionan nada que lo relacione concretamente con este solitario paraje de extraña belleza.

Hoy volví de nuevo a dar un paseo virtual por Bahía Bodega y, por casualidad, di con la clave. Está ahí, en la página que las autoridades locales dedican a glosar su breve historia: el Agujero en la cabeza (Hole in the Head), o El gran agujero (The Big Hole).

Aún a riesgo de ser invitado a hacer las maletas, Hitchcok se compromete llamando la atención del público sobre un problema escabroso, aunque sin mencionarlo explícitamente (de parecida manera a Rohmer en Cuento de otoño para con la central nucelar de Tricastin): en el extremo de la península que protege Bahía Bodega del salvaje oleaje del océano Pacífico, se está construyendo una central nuclear.

Cuando la película es estrenada, se había completado solamente la excavación de un gran agujero cilíndrico:


El proyecto no llegaría a completarse: un año más tarde del estreno de la película, en 1964, su construcción fue abandonada. De todo ello no queda más que la excavación inundada por el agua del mar, y una valla en su derredor con una garita de vigilancia.

Ahora ya sabemos por qué el ataque de los pájaros comienza, precisamente, en Bahía Bodega.


La lluvia que se ve al sur (izquierda) de la casa de Mitch cae sobre la central nuclear (en un futuro inmediato a 1963). Quizá fuera una metáfora de la radiactividad, y los pájaros, un nuevo Godzilla (monstruo radiactivo) más creíble.

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