Fotografía encontrada aquí.
Pensaba estos días en el mucho tiempo que hace que no oigo hablar de literatura española. De la literatura que una vez leí buscando la esencia de la españolidad, o buscando un pequeño viaje imaginativo antes de dormir: Delibes, Cela, Baroja, Juan Ramón Jiménez, Santa Teresa de Jesús, Borges... (Olvidaba a mi querido Sánchez Ferlosio); de la literatura más difícil (incomprensible de hecho), que llegó después con Aleixandre; de la literatura de los traductores, que vertieron a esta lengua las obras de Seferis o Kipling... Sólo tímida, aisladamente como es todo en el mar de internet, he oído hablar últimamente de Carmelo Caballero, que padeciendo de sentimientos de vergüenza hacia lo español, se hace llamar de otra manera más complicada, aunque, paradójicamente, nunca haya escrito en otra lengua que no sea el castellano. Me sorprende que algo que parecía valioso e importante, ahora descanse en el olvido.
No mencionaré las piedras, maquilladas e iluminadas para representar una función inusitada, como inusitadamente española fue Lola Montez...
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