He visto varias veces esa película. Hoy ha sido la última. Después he empezado a leer algunas críticas, pero no he terminado ninguna: demasiado extensas. Todas siguen el esquema comienzo negativo-final positivo, con una mal disimulada admiración. Yo no soporto las escenas nocturnas mal iluminadas en las que no se ve nada, ni los aburridísimos héroes hieráticos, ni los falsos fondos que se mueven con independencia de la imagen superpuesta, como sucede en la cabalgata gusanil, así que el último tercio de esta película me resulta insufrible. Pero el resto es visualmente interesantísimo. Especial mención me merecen esas deliciosas lámparas con alitas, en parte zapatilla de Mercurio, en parte vampiritos, en parte barcos exvotos, que flotan sobre esos personajes nobles sacados del imperio austro-húngaro.
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