25.9.24

LÍMITE ENTRE EUROPA Y ASIA (I)

El establecimiento del límite entre Europa y Asia es uno de esos asuntos geográficos complejos y divertidos que dan para muchas horas de reflexión.

En la entrada que he dedicado a la península de Crimea, o Táuride, comenté que el actual estrecho de Kerch (accidente parecido al Bósforo y al Dardanelos), invitó a los griegos antiguos a continuar la divisoria continental por él. El problema surgió al continuar la línea más allá del actual mar de Azov ¿A qué accidente acogerse en una geografía sin relieves significativos? La única solución fue hacer que los ríos cumplieran esa función.

Y así, tras el actual mar de Azov, la línea subió por el actual Don, y continuó por el actual río Mánich. Una elección que no parece casual, ya que el Mánich es la corriente que drena la vertiente norte del Cáucaso (discurre paralelamente a la cordillera), y por tanto, no sólo es caudaloso, sino regular por recibir el agua de las nieves de sus cumbres (recordemos que el monte Elbrus es considerada, actualmente, la montaña más alta de Europa).

Y no he podido continuar documentalmente la línea más allá. Algo comprensible si consideramos que los griegos antiguos eran, ante todo, marineros.

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