Eran hermosos tus labios y te agradaba la aceituna
que mordías; el rojo, el rubio y el negro
conjuntan bien cuando la mano se tiende hacia el dogal
y deja libre al perro, a la liebre, al toro.
Relucen también los cálidos animales en el día cerrado
y todo a un tiempo: nudos de trenzas y miembros enlazados
dientes hincados en dos moras y zarzas espinosas
y dedos que acarician la luz como una anguila
dorada que atravesara la blanca bóveda del cielo -
y todo a un tiempo meciéndose al borde del abismo,
sin ego, sin coherencia, y la cima de la montaña
que tan duras despertaron; y tu cuerpo salobre
danzando, muriendo, danzando otra vez
y la caña clavada en el delta entregado al desenfreno...
... hondo... pájaro... derramo... empuño... ciega... hiero...
... la... berinto... a... be... ce... de...
Poros, 3-XI-1946.
Yorgos Seferis/ Pedro Bádenas de la Peña
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