Somos inmortales y la Tierra es infinita. Estas convicciones prevalecen en nuestro fuero interno sobre cualquier razonamiento en contra que parezcamos haber asumido. La finitud del Mundo parece sernos tan inconcebible como nuestra no existencia. Es más, creo que el descubrimiento de que la Tierra es redonda, lo único que consiguió fue hacernos perder el miedo a llegar al borde y precipitarnos al vacío. Se trataría entonces de una infinitud parecida a la que encierra una cinta de Moebius, la monda de una naranja, o un laberinto. Además, resulta irrelevante que después de recorrer el Mundo volvamos al mismo punto. Ese punto habrá cambiado durante nuestro viaje (o habremos cambiado nosotros, que para el caso es lo mismo) y por tanto no será ya el mismo del que partimos.
En este mapamundi (uno cualquiera), se puede observar cómo Asia aparece de nuevo por la izquierda y Norteamérica, por la derecha.
En este mapamundi (uno cualquiera), se puede observar cómo Asia aparece de nuevo por la izquierda y Norteamérica, por la derecha.
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