21.4.12

LA RAZÓN DE ESTE BLOG

"... Esto es algo que vio bien Platón al imaginar el alma como una unidad trinitaria, es decir como un todo formado por tres dinámicas diferentes.

A una de estas dinámicas, la del deseo de satisfacer necesidades corporales, la situó simbólicamente en el vientre. A la opuesta, la del deseo de saber, que es la dinámica racional, la situó en la cabeza. Y en medio de ambas, en el pecho, situó una dinámica diferente, que no se confunde con el deseo de satisfacer necesidades coprorales ni con el deseo de saber y que básicamente es un deseo de sentirse portador de valor.

Entre el vientre y el pecho está el hígado, que es el órgano de la melancolía, de la imaginación, de la fantasía y los sueños. Entre el pecho y la cabeza está el cuello, que es como un istmo que representa explícitamente su separación.

Respecto al deseo, todos los hombres somos, básicamente iguales, en la medida en que nos enfrentamos a las demandas orgánicas de nuestro cuerpo.

Lo mismo ocurre respecto a la razón, pues la verdad es común. Dos más dos son cuatro tanto para los griegos como para los bárbaros.

Por consiguiente lo que nos individualiza es nuestro deseo de ser portadores de valor. Este deseo, a diferencia de los otros dos necesita la intermediación ciudadana. Es el deseo político por excelencia. Quiero decir: no me hace falta nadie para conocer las necesidades de mi cuerpo o para conocer mis propios pensamientos, pero para sentirme valioso (recordad que no estoy hablando de Hobbes, Hegel o Kojéve, sino de Platón) necesito que mi valor sea reconocido por los ajenos. Este deseo de reconocimiento público era para los griegos la fuente tanto de la educación (la “paideia”) como de la virtud. Su situación un poco flotante, en el pecho, puede hacer de este deseo un aliado de los deseos corporales y de sus sombras melancólicas o de la razón por lo tanto, en su correcta orientación el hombre se juega su propia biografía..."

Texto tomado de aquí.

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