1.5.12

DIMA Y URKIOLA

Día soleado y cálido en los dominios del Atlántico; lluvioso y frío en los del Mediterráneo. Hayas y alerces se desperezan en las alturas, todavía salpicadas de nieve. Elegimos Dima para subir. 

La turbia agua del ambalse de Santa Engracia, tan próxima, me inquieta. Los sauces hunden sus troncos en ella. Paramos y nos acercamos a la orilla, pero la lluvia nos hace huir.

En Otxandio ya no llueve. Sale el sol. Gente en la plaza y por las calles. Esto vuelve a ser Vizcaya. Por eso su nombre (frío grande). Se lo hemos dado los acostumbrados a la bonanza de abajo.

Bajamos por Urkiola. Desnudos paredones de piedra blanquecina iluminados por el sol. Bosques y praderas muy verdes. Una dos, tres curvas cerradas. Perdemos la cuenta.

Abajo, en Durango, el sol cegador se nos pone de frente y nos castiga (sin motivo, como suelen hacer los dioses) hasta que llegamos a casa.

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