A las gentes de Chipre, mi recuerdo y mi
cariño.
... Chipre, donde el oráculo me predijo...
AYÁNAPA, I
Estás viendo la luz del sol como decían los antiguos.
Yo que creía, sin embargo, llevar tantos años viéndola
mientras paseaba entre montañas y mares
mientras me encontraba con gentes revestidas de armadura;
qué extraño, no advertí estar sólo viendo su voz.
Era la sangre la que los forzaba a hablar, el cordero
que yo degollaba y ponía a sus pies,
pero la luz aquella no era un tapiz rojo.
Lo que me contaron tenía que tocarlo,
como cuando de noche te esconden, perseguido, en un establo
y consigues al fin refugio en el cuerpo de una mujer
y está la alcoba saturada de perfumes;
lo que me contaron: piel y seda.
Qué extraño, estoy viendo aquí la luz del sol: la red de oro
donde los objetos colean como peces
que un ángel va halando
a la vez que las redes de los pescadores.
Yorgos Seferis/ Pedro Bádenas de la Peña
No hay comentarios:
Publicar un comentario