16.2.08

ENDURECIMIENTO



Esta mañana, haciendo zaping, me encontré con una entrevista a un señor calvo y trajeado en un programa de economía. La periodista le preguntó: "¿Qué consejo daría usted a un mileurista que quiere comprarse un piso?". La respuesta fue "Yo le aconsejaría que se fuese a vivir a una vivienda de alquiler, que cambie su actitud y mejore..."

Parece que dejar de ser mileurista es una cuestión de mera voluntad. Que quien no deja de ser pobre es porque no quiere...

Esta actitud puede observarse también en algunos médicos. "¿Porqué no vino usted antes?", "Se está alimentando usted mal"... Frases con las que intentan cargar al paciente con la responsabilidad moral de su enfermedad, como si no fuera suficiente con padecerla.

A medida que los acontecimientos van tomando un cariz peor, aumenta la voluntad de cargar a las víctimas con las culpas de sus males. Y cuando la administración pública, por ejemplo, es ya incapaz de asumir responsabilidad alguna y quedamos a merced tan solo de nuestras propias fuerzas, entonces el proceso llega a su degradación completa cuando se achaca el origen de los padecimientos a los "pecados cometidos".

Y todo lo demás en la vida se vuelve coherente con esta dureza: ¿Que no te acostumbras al cambio de moneda?, es que eres torpe; si estás enganchado al alcohol es que eres un borracho; si no hay medios para mantener el hospital, se alquila como discoteca; los padres se alegran con la muerte de un recién nacido al que no pueden mantener; las recién paridas tienen que continuar trabajando sin haber tenido tiempo de recuperarse, y los niños de tres años deben cuidar de sus hermanos bebés mientras los padres trabajan para darles de comer; y con cuatro años, deben cuidar el ganado y traer agua del pozo...

Somos incapaces de recordar que todo esto ha sucedido y sucede en nuestra sociedad. Pero no es de extrañar, pues tampoco somos capaces de recordar el tiempo que hizo el verano pasado. Vivimos al día, sin memoria y por tanto, sin piedad.

2 comentarios:

Mertxe dijo...

...Y así no va. Y aquí, justo aquí, es donde está nuestra única responsabilidad. Sin memoria somos un error ambulante y, lo que es peor, sin posibilidad de corrección.

Saluditos desde un Mediterráneo como de acero inoxidable. Es que hace frío, jolinesss.

Glo dijo...

:)