24.3.08

NIEVE



El autobús de línea salía a las ocho de Bilbao, donde el termómetro apenas subía de los cuatro grados. El mismo viaje también puede hacerse en tren, pero hay que hacer transbordo en Arija y el Carloto es línea de horarios y rutas inciertos. Ocupábamos un cuarto de los asientos y al arrancar no sentí cacareo de gallinas ni chillido de cochinos, aunque la radio no dejó de emitir sonidos, en muchas ocasiones ininteligibles, para evitar que los viajeros pudiéramos dormir.

El criterio de la empresa es pasar por todos y cada uno de los pueblos del camino, porque nunca se sabe si alguien quiere subir o apearse, lo que convierte el viaje en un regreso al pasado. ¡Y menos mal que no tomamos la carretera que va por el sur del pantano! La carretera del norte está en mucho mejor estado. Atraviesa un páramo de extraña belleza. No se encuentran muchas poblaciones, porque la mayoría quedaron sumergidas allá por los años cincuenta y sus habitantes no las rehicieron. Prefirieron o no tuvieron más remedio que emigrar.

Ya desde el pantano se divisaban las cumbre nevadas.

...

Y mientras me aburría viviendo escenas costumbristas, que mejor narraría Cela, en el verano del hemisferio sur los anglosajones celebran una peculiar batalla naval con maquetas de barcos de guerra, hechas con madera, cuya peculiaridad es que disparan balines y se hunden como los de verdad:









4 comentarios:

Nómada planetario dijo...

Esas líneas de autobuses que recorren todo tipo de poblaciones no es para ir con prisas, generalmente suelo evitarlas.
Saludos.

Glo dijo...

¿Y quién no?

:)

Lena yau dijo...

y las fotos de las montañas nevadas donde están?

Una vez tuve que hacer un viaje en el que atravesé un río. Mi coche sobre una chalana compartiendo pasaje con dos cabras, cuatro gallinas, un cerdo, un vendedor de futuro, moscas verdes...y no sigo.

Mejor el bus.

Glo dijo...

No llevé la cámara.

:)