Paré en este sitio porque era uno de los pocos ensanchamientos que encontré en la carretera que lleva a Orozko. Allí comí, y después me hinché a deliciosas y grandes moras que crecían a los lados de un camino.
Había un bonito caserío en el mismo lugar, pero no me han gustado las fotos que le saqué.
2 comentarios:
Glo Glo...
Las moras me vuelven loca!!!
Qué envidia!
A mí tampoco me visitan mis amigos "reales".
(Lo digo por si te consuela).
besos
Gracias, mil orillas:
Las moras son una delicia, pero ¿y qué decir de las avellanas o de las castañas? Por el camino vi una ardilla que trasportada un erizo, seguro que repleto de ellas en su interior...
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