La ciudad en una circunferencia y el territorio, diferenciable no sólo por sus límites, sino porque sus nombres están en cirílico.
La ciudad con sus dos puentes: el de trenes (izquierda) y el de vehículos y personas (derecha) que cruzan el río Neman. La otra orilla es ya Lituania (UE).
Por esta foto se deduce que la zona alrededor de puente de vehiculos (el más antiguo) aún está sin "adecentar", urbanísticamente hablando. Es una gran explanada, asfaltada en los años sesenta o setenta, seguramente, y dominada todavía por los coches.
Una foto del puente en la época alemana, con su anterior estructura de acero.
Otra foto de esa misma época, coloreada (estas son las postales kitsch que me gusta comprar a mí).
Y finalmente, una foto más reciente, con la nueva estructura. Lo más probable es que la anterior "desapareciera" en el transcurso de la segunda guerra mundial.
...
Hace años, leyendo "Deutsches requiem" en El Aleph de Borges, me picó la curiosidad una cita sobre un lugar que desconocía: "... hubo disturbios en Tilsit que los diarios no registraron...". ¿Tilsit?, ¿Dónde estará? Viniendo de Borges, lo más probable, pensé, es que ese lugar tenga interés en sí mismo. Y me puse a buscar.
En efecto, Tilsit tenía su interés propio, fuera del relato en el que lo encontré. Se trata de una pequeña población, que en los tiempos en los que está ambientado el relato (1939), pertenecía a Prusia Oriental, y por tanto a Alemania, pero que en la actualidad se encuentra en un pequeño enclave de ¡Rusia! con el nombre cambiado por el de Советск.
La ciudad tiene un lugar en las páginas de la historia como escenario de la firma de dos tratados en la época napoleónica. Pero lo que más me llamó la atención fue que la capital de ese territorio olvidado, y que bien podríamos denominar como el culo del mundo, es una ciudad llamada Kaliningrado, y que lo alemanes llamaban Königsberg: osea, la patria chica y lugar de residencia del folósofo Inmanuel Kant.
Todo este asunto me resultó atractivo desde el primer momento, creo que porque la de "pertenencia a una nación" es una parte importante de nuestras "fijaciones" culturales. Cuando, por las circunstancias que sean, nos toca emigrar, es comprensible la dificultad de llegar a una sociedad nueva. Pero en el caso de Tilsit y el territorio en el que se encuentra, el proceso es el contrario: uno está quieto, en su casa, y en una generación escribe y habla en alemán, y en la siguiente, escribe y habla en ruso, sin dejar de ser el culo del mundo en el cambio.
Un lugar del planeta más que olvidado. Es lo malo (o lo bueno) de no contar con petróleo ni otros recursos naturales bajo los pies. De todas formas, creo que es interesante saber que algunos mapas alemanes siguen trazando con línea discontínua o de puntitos (puntos suspensivos de "continuará") sus fronteras anteriores a 1939...
2 comentarios:
No sé cómo agradecerte este post.
A lo clásico, entonces...
Gracias, Glo.
Es increíble.
Y tus palabras finales me afectan.
Fantástico.
Qué bueno que escribes!
Gracias, mil orillas. Me llenan de alegría los comentarios de alguien que escribe tan bien, animándome a que lo haga yo.
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