CLASE: Angiospermas
SUBCLASE: Dicotiledóneas
SUPERORDEN: Dilénidas
ORDEN: Urticales
FAMILIA: Ulmaceae
GÉNERO y ESPECIE (autor): Celtis australis L.
NOMBRE COMÚN: Almez
Uno de los aciertos de los responsables de la jardinería en Pamplona ha sido utilizar los almeces como árbol de sombra en parques y calles. Hasta la década de los ochenta, los olmos cumplían impecablemente esa misión y tenían poca competencia, pero entonces llegó la grafiosis, enfermaron y fueron muriendo hasta que no quedó uno solo en toda la ciudad (ni en todo el planeta). El almez (que es también una ulmácea) se convirtió entonces en uno de los sustitutos, aunque se utilizaron más especies, probablemente para evitar que otra epidemia dejara calva de nuevo la ciudad.
Aunque pocos en Pamplona lo saben, el almez es un frutal. Su fruto, negro y dulce (la almecina) podría describirse como una ciruela diminuta que apenas tiene un poco de carne alrededor del hueso. Les encanta a las palomas... y también al autor de estas líneas.
Las hojas de esta planta son lanceoladas y estrechas, caedizas, y su tronco tiene una corteza fina y lisa de color gris, que recuerda la de las higueras.
Por ser el almez una especie autóctona, no hay que preocuparse por la incidencia que pueda tener en su entorno natural, ni tampoco por su adaptación.
Aunque pocos en Pamplona lo saben, el almez es un frutal. Su fruto, negro y dulce (la almecina) podría describirse como una ciruela diminuta que apenas tiene un poco de carne alrededor del hueso. Les encanta a las palomas... y también al autor de estas líneas.
Las hojas de esta planta son lanceoladas y estrechas, caedizas, y su tronco tiene una corteza fina y lisa de color gris, que recuerda la de las higueras.
Por ser el almez una especie autóctona, no hay que preocuparse por la incidencia que pueda tener en su entorno natural, ni tampoco por su adaptación.
2 comentarios:
La almencina era el material usado como dardos en las rústicas cervatanas que construíamos de pequeños en mi barrio, solo había un árbol que estaba en el otro extremo, al lado del bar El Almencino, ni veces que peregrinamos allí en busca de "pólvora" infantil.
Un abrazo.
Acertábais a darle ese uso al hueso de las almecinas, duro como es.
Un abrazo, nómada.
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