19.5.10

LA BALASTERA





Los montes de Triano, al igual que la mayor parte de la costa del Cantábrico, no ha sido nunca un lugar rico en lo que a agricultura se refiere. Los territorios más fértiles eran los valles de tierra adentro, más cálidos y protegidos de la influencia directa del mar. Sí resultaron fuente de gran riqueza sus yacimientos de hierro, que se explotaron hasta bien entrado el siglo XX, aunque poca de ella se quedó. Así, ni la agricultura ni la minería dejaron construcciones de calidad. Hoy, de toda aquella actividad sólo se encuentran restos de algunas infraestructuras, como cargaderos, algún horno, los trazados del tren minero, con sus túneles y bancales, el funicular... y las viviendas que los mineros levantaron en las empinadas laderas, que formaron núcleos de difícil acceso en los que faltaba de todo. Dolores Ibarruri, "La Pasionaria" vivió en unos de ellos, no lejos de éste.







El trabajo me llevó a la Balastera, lugar que toma el nombre del balasto, que es la grava de machaqueo que todavía hoy se utiliza como asiento de las traviesas del ferrocarril.





El número 18 es la iglesia. Quizá antes fue escuela.

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