Marnie la ladrona, de Hitchcock, ha sido una muy grata sorpresa. Las mutilaciones de la censura y las impuestas por el mercado para rentabilizar su emisión por televisión, nos habían dejado un recuerdo confuso de esta película. En ella ha vuelto a sorprendernos la calidad de los personajes. También la economía y efectividad de los efectos visuales, de entre los que destaco la bofetada en la cocina, que me sorprendió tanto como si me la hubieran dado a mí.
Apenas hay exteriores reconocibles y los más característicos son decorados, por lo que en esta ocasión no hay excusa para un viaje...
Apenas hay exteriores reconocibles y los más característicos son decorados, por lo que en esta ocasión no hay excusa para un viaje...
3 comentarios:
Hace tanto tiempo que vi la peli trasquilada por la censura y demás que ya ni me acuerdo.
Un abrazo.
Pues bien merece una segunda visita porque, ¿qué obra puede verse solamente una vez y comprenderse por completo?
Sí, yo también la he visto mutilada. Pero de qué manera pervive en mi cabeza... Recuerdo nítidamente la escena que más me impresionó, un decorado, naturalmente, pero qué fuerza tiene: es cuando el chico lleva a la chica a casa de la madre. Es una calle inconcebible y al fondo la gigantesca silueta de un barco. Todo en rojo, claro, el rojo del conflicto psicológico.
Publicar un comentario