21.2.12

MIRANDA DE EBRO RADIACTIVO














¡La de horas que hemos echado en la estación de Miranda de Ebro los que viajamos en tren! En el vagón, despertados por un repentino silencio y los posteriores golpetazos de la nueva máquina o de los vagones de quita y pon. O bajo el relente de la noche, atentos a una combinación imposible. Condenados al paisaje de las vías, los andenes y los edificios estándar de la RENFE, todos feos, o anodinos a lo sumo. Había que esperar, pero no tanto tiempo que permitiera ver la localidad, o el río, ya radiactivo a esa altura.

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