De nuevo hemos viajado a orillas del Cantábrico por esa obra de nunca acabar que es la A-8. No importa. Recorrer Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco es un verdadero placer, se vaya por la autopista o por la nacional.
Altísimas, cegadoras nubes dejaron caer aguaceros aquí y allá todo el camino.
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