He visto aplicada a esta arquitectura el adjetivo de "fascista", calificación que no tiene sentido alguno. Menos aún en la Italia de Mussolini, en la que convivieron, bajo el mismo régimen, arquitectos "clasicistas", como Piacentini, con otros radicalmente "modernos", como Terragni (fascista hasta la médula, por muchos intentos que hizo Bruno Zevi por "rescatarlo"). Asignar adjetivos políticos a la arquitectura viene a ser como dirimir si el Si Bemol Mayor es monárquico o republicano.
Algo muy distinto es que los regímenes políticos quisieran hacer suya, identificarse con, una determinada arquitectura.
2 comentarios:
Interesante entrada. Con tu permiso la voy a compartir en Facebook.
Me parece bien, Juan Luis.
Un saludo.
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