Tomates de Saitama, al norte de Tokio y a 200 Km de la central de Fukushima. ¿Hace una ensaladita?
Las noticias sobre el accidente siguen siendo magras y fuertemente contradictorias.
...
Podría dejar la entrada así, pero me preocupan algunas cosas:
- El tomate puede contener partículas radiactivas (p. r.), pero no necesariamente.
- Lo que sucede con el tomate deforme, parece ser una alteración genética motivada por la radiación ionizante. La presencia de una p. r. en la planta o en sus proximidades puede ser la causa.
- Yo no consumiría el tomate porque puede contener p. r.. Tampoco consumiría el tomate de aspecto normal que está a su lado.
- Las p. r. son peligrosas, sea cual sea su tamaño. Es suficiente con que contenga un solo átomo radiactivo.
- Las partículas pueden estar fuera de mí, en cuyo caso, lo que recibo son las partículas nucleares que salen disparadas del átomo radiactivo, y que pueden colisionar con las de los átomos del material genético de mis células, dañándolo. Ésta exposición es en la que se basa la normativa y sobre la que se fundamentan los criterios de la administración pública. La normativa limita la cantidad de radiación a la que podemos estar expuestos en un período de tiempo. Esta medición es a la que se refiere Federico del Pozo cuando habla del agua del Ebro aguas abajo de Garoña en este revelador informe de 1980. El ejemplo de que una hoja de papel basta para retener alguno de los tipos de radiación, hace referencia a ese tipo de exposición.
- Pero el problema no es sólo recibir esa radiación exterior, sino que esas partículas entren en nuestro cuerpo. Eso hace que el informe del señor del Pozo (que admite que el Ebro sí transporta partículas radiactivas), o cualquier otro informe formulado sobre los mismos conceptos, carezca de valor. La exterior y la interior son exposiciones cualitativamente diferentes, pues la interior no admite tolerancias. ¿Cuánto plutonio podemos ingerir sin riesgo? La respuesta es: nada. Por este motivo, y no otro, los habitantes de Zaragoza han dejado de consumir el agua del Ebro, y ahora lo hacen del embalse de Yesa.
Y cuando digo "¿Cuánto plutonio podemos ingerir sin riesgo?", quiero decir "¿Cuánto plutonio considera el señor del Pozo que pueden ingerir él y sus hijos?".
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Podría dejar la entrada así, pero me preocupan algunas cosas:
- El tomate puede contener partículas radiactivas (p. r.), pero no necesariamente.
- Lo que sucede con el tomate deforme, parece ser una alteración genética motivada por la radiación ionizante. La presencia de una p. r. en la planta o en sus proximidades puede ser la causa.
- Yo no consumiría el tomate porque puede contener p. r.. Tampoco consumiría el tomate de aspecto normal que está a su lado.
- Las p. r. son peligrosas, sea cual sea su tamaño. Es suficiente con que contenga un solo átomo radiactivo.
- Las partículas pueden estar fuera de mí, en cuyo caso, lo que recibo son las partículas nucleares que salen disparadas del átomo radiactivo, y que pueden colisionar con las de los átomos del material genético de mis células, dañándolo. Ésta exposición es en la que se basa la normativa y sobre la que se fundamentan los criterios de la administración pública. La normativa limita la cantidad de radiación a la que podemos estar expuestos en un período de tiempo. Esta medición es a la que se refiere Federico del Pozo cuando habla del agua del Ebro aguas abajo de Garoña en este revelador informe de 1980. El ejemplo de que una hoja de papel basta para retener alguno de los tipos de radiación, hace referencia a ese tipo de exposición.
- Pero el problema no es sólo recibir esa radiación exterior, sino que esas partículas entren en nuestro cuerpo. Eso hace que el informe del señor del Pozo (que admite que el Ebro sí transporta partículas radiactivas), o cualquier otro informe formulado sobre los mismos conceptos, carezca de valor. La exterior y la interior son exposiciones cualitativamente diferentes, pues la interior no admite tolerancias. ¿Cuánto plutonio podemos ingerir sin riesgo? La respuesta es: nada. Por este motivo, y no otro, los habitantes de Zaragoza han dejado de consumir el agua del Ebro, y ahora lo hacen del embalse de Yesa.
Y cuando digo "¿Cuánto plutonio podemos ingerir sin riesgo?", quiero decir "¿Cuánto plutonio considera el señor del Pozo que pueden ingerir él y sus hijos?".
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