La carretera de Maruri-Jatabe es agradable de conducir. Los claros bosques de eucaliptos exhalan ese peculiar aroma que es su único atractivo.
Encontramos poca gente en la carretera de la costa, a pesar de los 30ºC. No es que no haya nadie, pues en todos los miradores se ven coches y motos.
Las gaviotas han hecho su hogar de la central nuclear, en la que, por lo demás, reina una completa desolación. Los alrededores son frecuentados por pescadores y chavales que se acercan a bañarse y a tomar el sol bajo la mole del dique.
Entre el monte Jata y el mar llegamos a Bakio. Viñas y limoneros. Calma total y bastante gente en las terrazas. Algo menos en la playa, donde algunos practican surf.
Entre el monte Sollube y el mar llegamos a Bermeo. Nos reciben las huertas. Bermeo carece de playa, así que todos paseamos por el puerto, por el dique, camino de Ízaro. Sin llegar, claro. Café rico. Anochece.
2 comentarios:
Un buen paseo. Lo que yo daría...
Un paseo para los amantes de conducir.
:)
Y ya sabes que aquí tienes un chófer.
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