"... El lenguaje-pensamiento ha sido despojado
de su utilidad para describir el mundo, que ya no es la naturaleza,
sino una de las construcciones sociales alternativas consentidas desde
el poder; perdiendo la capacidad de concretar la acción colectiva, que
ya no puede ser espontánea, sino consecución de lo político. El
finiquito de esta herramienta, sostenedora de la aptitud para compartir,
convierte en obligada la actitud de los individuos de hablar entre
ellos de sí y para sí, limitándose a expresar enunciados de consumo
personal, e impotentes para buscar proposiciones cuya validez sea
independiente de algún sujeto concreto, esto es verdaderas para todos.
Los pocos dotados para discernir la realidad tienen el obstáculo añadido
de no poder comunicarla, y, en caso de lograr flanquearlo, la barrera
final de no llegar a ser comprendidos..."
Pero esto es así, probablemente, desde temprana edad: desde los primeros imperios.
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