9.3.14

4 MOZO, DE ESTRATIS EL MARINERO DESCRIBE A UN HOMBRE, DE SEFERIS

4 MOZO

Viajé un año con el capitán Odiseo,
me fue bien.
Los días de bonanza me acomodaba en la proa al lado de
     la sirena del mascarón
cantaba a sus labios mientras contemplaba los peces
     voladores,
los de tormenta me acurrucaba en un rincón de la bodega
     con el perro del barco que me daba calor.
Cuando pasó el año vi una mañana unos minaretes
el patrón me dijo:
"Es Santa Sofía, te llevaré por la tarde de mujeres".
Así conocí las mujeres que sólo llevan medias,
aquellas que elegimos, por supuesto.
Era un lugar extraño
un patio con dos nogales, una parra, un pozo,
en torno, la tapia con cristales rotos en la barda
y una flauta que tocaba "En el curso de mi vida".
Vi entonces por vez primera un corazón
traspasado por la flecha consabida
pintado con carbón en la pared.
Vi las hojas amarillas de la parra
caídas en el suelo
pegadas al empedrado en el lóbrego barro
y di un paso atrás para volver al barco.
Entonces el patrón me agarró del cuello y me tiró
     al pozo.
¡Qué agua tan cálida y cuánta vida en torno a mi piel...!
Luego me dijo la nuchacha jugando distraída con su
     seno derecho:
"Soy de Rodas, a los trece años me casaron por cien parades".
Y la flauta seguía cantando "En el curso de la vida".
Me acordé del cántaro roto en el frescor de aquella
     tarde y pensé:
"También morirá ella ¿cómo morirá?"
Le dije tan sólo:
"Cuidado con romperlo, es tu vida".
Aquella tarde en el barco no osé acercarme a la sirena,
     tenía vergüenza.


Yorgos Seferis/ Pedro Bádenas de la Peña

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