... en cuanto al emperador isaac, lo encierra
en un castillo llamado Macarpo. Mientras
el fementido no hizo nada contra su igual
Saladino, esto fue lo que hizo: vender el país
a los latinos por doscientas mil libras de oro.
Por eso hubo muchos gritos de lamento e
insoportable se hizo el humo, como se ha
dicho antes, que vino del norte...
Neófito "Enclisto".
Sobre las calamidades de la tierra de Chipre.
Impresionante arquitectura de San Hilarión, Famagusta,
Bufavento, casi un decorado.
Estábamos habituados a imaginarlo de otro modo el "Christus
vincit"
que a veces veíamos en las murallas de Constantinopla,
devoradas por zarzas y maleza,
con grandes torreones derribados por tierra como dados
que un forzado perdedor a suerte echara.
Otra cosa era para nosotros la guerra por la fe cristiana
y por el alma de los hombres acogida al amparo de la
Invicta Capitana,
que en sus ojos de mosaico tenía aquella angustia de la
Grecidad,
la angustia de aquel mar cuando halló un contrapeso
de bondad.
Sigan los lusignan representando ahora el melodrama en
el escenario de las Cruzadas
y que revienten apestados por el humo que nos trajeron
del norte.
Deja que se devoren y el viento los azote como al galeote
que recoge las jarcias.
En buena hora nos vinísteis a Chipre, Señores. ¡Cabrones
y monos!
Enclista, 21 noviembre '53
Yorgos Seferis/ Pedro Bádenas de la Peña
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