12.5.14

RECUERDO, II, DE DIARIO DE A BORDO III, DE SEFERIS

RECUERDO, II

Éfeso

Hablaba sentado en un mármol
que parecía vestigio de un antiguo pórtico;
a derecha, interminable y desierta la llanura,
a izquierda, las sombras del monte que bajaban:
"En cualquier parte está el poema. Tu voz
en ocasiones llega a la altura de tu costado
como el delfín que brevemente acompaña
a un balandro dorado bajo el sol
y de nuevo desaparece. En cualquier parte está el poema,
como las alas del viento que en el viento
rozaron por un instante las alas de la gaviota.
Lo mismo y distinto es nuestra vida, cómo se transforma
el rostro de una mujer desnuda
sin dejar de ser el mismo. lo sabe
quien ha amado. El mundo se consume
a la luz de los demás, pero recuerda:
Hades y Dioniso son lo mismo".
Dijo y tomó el ancho camino
que va a puertos de otros tiempos, sumergidos ahora
más allá de los juncos. El crepúsculo
parece que existiera para la muerte de un ser,
tan desnudo.
Aún me acuerdo
viajaba él por promontorios de Jonia, por cáveas
     desiertas de teatros
donde sólo la lagartija repta por la piedra árida,
y yo le pregunté: "¿Volverán a llenarse alguna vez?"
Y me respondió: "Puede, en el momento de la muerte".
Y corrió gritando hacia la orquesta:
"¡Dejad que oiga a mi hermano!"
Sordo era el silencio en torno nuestro
y sin el menor rastro en el cristal del cielo azul.


Yorgos Seferis/ Pedro Bádenas de la Peña

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