12.5.14

SALAMINA DE CHIPRE, DE DIARIO DE A BORDO III, DE SEFERIS

SALAMINA DE CHIPRE


... y Salamina, de la que ahora la madre
patria es causa de estos lamentos.

Esquilo, Persas.

Ora el sol de mediodía, ora rachas de lluvia fina
y la playa cubierta de fragmentos de tinajas antiguas.
Unas columnas insignificantes: sólo San Epifanio
trasluce apagadamente el vigor ya consumido del opulento
     imperio.

Cuerpos juveniles han pasado por aquí, enamorados;
latidos en sus pechos, conchas rosáceas y tobillos
en intrépida carrera sobre las aguas
y brazos abiertos para unir su pasión.
El Señor sobre la inmensidad de las aguas
en este tránsito.

Oí entonces pasos en los guijarros.
No vi a nadie, cuando me volví se habían esfumado.
Sin embargo, la voz, grave como la pisada de un buey,
persistía allí en las venas del cielo, al arrullo de la mar
entre guijarros una y otra vez:

"La tierra no tiene agarraderas
para echársela al hombro y huir
no se puede, por más sed que se tenga,
endulzar el mar con medio vaso de agua.
Y estos cuerpos,
modelados con una tierra que ignoran,
tienen almas,
Acopian herramientas para cambiar las almas,
no podrán, lograrán sólo deshacerlas
si es que las almas dejan de existir.
No tarda en granar la espiga,
no requiere mucho tiempo
para hincharse de amargor la levadura,
no requiere mucho tiempo
para levantar cabeza el mal
y el alma enferma que va quedándose vacía
no requiere mucho tiempo
para colmarse de locura,
existe una isla..."


Amigos de la otra guerra,
en esta solitaria playa nublada
os pienso mientras transcurre el día.
Aquellos que cayeron en combate y aquellos que cayeron
     años después de la batalla,
aquellos que vieron amanecer entre la escarcha de la
     muerte
o entre la soledad cruel bajo las estrellas,
sienten sobre sí la inmensa mirada azul
de la ruina total
e incluso aquellos que rezaban
cuando el acero ardiente aserraba las naves:
"Ayúdanos, Señor, a recordar
cómo sobrevino esta matanza,
la rapiña, el engaño, el egoísmo,
el amor agostado;
ayúdanos, Señor, a erradicar eso..."

- Ahora, entre estos guijarros, mejor olvidar todo;
no sirve hablar:
¿quién podrá mudar el designio de los poderosos?
¿quién podrá hacerse oír?
Cada uno sueña para sí y no tiene oídos para la pesadilla ajena.

- Sí; sin embargo el mensajero corre
y por muy largo que sea el camino siempre traerá
a los que traten de encadenar el Helesponto
la nueva atroz de Salamina.

Voz del Señor sobre las aguas.
Existe una isla.

Salamina, Chipre, noviembre '53.


Yorgos Seferis/ Pedro Bádenas de la peña

No hay comentarios: